lunes, 30 de marzo de 2020

¿¡ASI DIOS LO QUISO!?



Por Dardo Juan Calderón.

Los cristianos que Nerón nunca mató | Cultura | EL PAÍSCuando el incendio de Roma, allá por el 64, pleno verano, muchas fueron las versiones que buscaron un culpable del mismo. Resultan tan improbables las que achacan el incendio a Nerón, como las que lo achacaban a los Cristianos, pero en el siguiente texto de Tácito tenemos la descripción del desenlace :

 “… para librarse de la acusación [de haber quemado Roma], Nerón buscó rápidamente un culpable, e infringió las más exquisitas torturas sobre un grupo odiado por sus abominaciones, que el populacho llama cristianos. Cristo, de quien toman el nombre, sufrió la pena capital durante el principado de Tiberio de la mano de uno de nuestros procuradores, Poncio Pilatos, y esta dañina superstición, de tal modo sofocada por el momento, resurgió no sólo en Judea, fuente primigenia del mal, sino también en Roma, donde todos los vicios y los males del mundo hallan su centro y se hacen populares. Por consiguiente, se arrestaron primeramente a todos aquellos que se declararon culpables; entonces, con la información que dieron, una inmensa multitud fue presa, no tanto por el crimen de haber incendiado la ciudad como por su odio contra la humanidad. Todo tipo de mofas se unieron a sus ejecuciones. Cubiertos con pellejos de bestias, fueron despedazados por perros y perecieron, o fueron crucificados, o condenados a la hoguera y quemados para servir de iluminación nocturna, cuando el día hubiera acabado”.
  

miércoles, 25 de marzo de 2020

CORONAVIRUS Y APOCALIPSIS



Por Daniel Ambrosini
Santo Tomás según Leonardo Castellani – Revista Fe y Razón 
En todas las épocas hubo plagas de diverso tipo y, hombres insignes y no tanto, han visto en ellas signos del Apocalipsis. Sin embargo, todas esas plagas pasaron y el mundo siguió rodando. Pero ¡ojo! - dice el P. Castellani - alguna vez el Apocalipsis va a suceder y no será dentro de miles de años, como pronostican (y tal vez desean) muchos. “Vengo pronto” dijo Jesús y, si bien para Dios mil años son como un día, no resulta creíble que el Apocalipsis sea dentro de miles o millones de años (muerte térmica del universo, que dirían los científicos).

De quien es la culpa?  
Por Dardo Luis Calderón (h)
La búsqueda implacable de culpables — Improva Consulting ...

“…En épocas más orgánicas tal cosa …(nuestra felicidad)…dependía de la actitud espiritual asumida por el individuo frente a las vicisitudes de la suerte. La paz interior era algo personal, el resultado de un esfuerzo que hacía cada hombre sobre si mismo. Hoy todo parece depender de medidas de gobierno y está supeditado a los cambios que se introduzcan en al aparato político” (Rubén Calderón Bouchet- “El Espíritu del Capitalismo”)          

domingo, 22 de marzo de 2020


Biografia de Marcel Lefebvre
CARTA ABIERTA A LOS FIELES DE LA FSSPX CON OCASIÓN DEL PRIMER DOMINGO EN CUARENTENA.
Por Dardo Juan Calderón.


¡ALEGRAOS! Nos pide la liturgia este domingo, y refuerza el mandato de ¡alegría! un joven curita que desde La Reja nos incluye en su Misa. En ese  momento  en que rebusco la paz por tantos míos que se encuentran lejos, que correrán peligros por caridad, ya sea en sus funciones de apostolado o por parir nuevos fieles para el Señor, me llega en el móvil, destemplando mi soleada mañana de provincia, un grito de soledad, angustia y desafío, muy propio de aquellos buenos católicos a los que la iglesia del Vaticano II ha ido dejando huérfanos y exiliados; que aun cuando cala muy hondo en mi corazón de amigo, pinta un drama que no es el mío y al que no siento como propio.
Transcribo para ustedes el eslogan (slow gun = grito de guerra) que en pocos párrafos azota las conciencias culposas de estar siendo cobardes:

martes, 17 de marzo de 2020


LA IGLESIA EN EL MAELSTROM V

 Contra las aguas corruptas


13.- Conocimiento viciado.— El movilismo pone en movimiento la doctrina y la sumerge en la trituradora del Maelstrom, para que sufra mutaciones y se adapte al siglo. Su objetivo es claro: que no haya certezas, que se disipen las seguridades, que queden anegados de 1789 los conceptos. El mutacionismo ha penetrado la Nueva Teología y el personalismo, descuajándolos del orden de las esencias. Ha puesto fecha de caducidad al derecho natural. Ha sometido al hombre al estro moderno y sus afanes de autodeterminación. Ha criminalizado la sagrada escolástica, con grave daño. —Contra esto, la romanitas católica: contemplarlo todo sub specie aeternitatis. Fundir en bronce la doctrina cristiana para que sea para siempre.
14.- Entre dos aguas.— Hay un movimiento bueno y otro malo. El primero es perfectivo, de vida y gracia, de virtud; del agua viva, que salta hasta la eternidad  (Cf. Jn 4, 14); del crecimiento que sólo Dios concede (Cf. 1 Cor 3, 6) y nunca el hombre. Pero el segundo es de la corrupción, de la disipación de la verdad en anfibologías, en el espíritu perverso de la ambigüedad; en el ardid con que el pecado ha sometido al mundo (Cf. Rom. 8, 21). —Contra esto, la precisión escolástica y la estabilidad sacramental, la armonizacion jerárquica de los saberes contra todo sinfonismo, contra todo situacionismo pastoral, contra toda destemplada relacionalidad.
15.- Agua estancada, agua envenenada.— Al movimiento bueno le aplicamos el refrán y el lema: capiunt vitium, ni moveantur, aquaese corrompen las aguas si no se mueven. Justiniano, en Digesto, 1, 8, 2, enseña que el agua buena es de justiciaaqua profluens iure naturali communis, agua que corre es común a todos por derecho natural. La recta doctrina ha de ser común a todos. Dar agua mala es acto de injusticia.
16.- El agua mala es devenir.— Que pretende transmutar el ser en voluntad, y hacerse fuerte en la historia, contra el Reino. La mente del devenir engendra monstruos. Es el nuevo orden de Kant, de Hegel, de Marx, del Modernismo, de la Declaración de pretensiones del hombre, pero en plan piadoso. Es la guerra del devenir contra el ser, por la que el Modernismo, en la Iglesia actual, sigue y  sigue y crece. Castellani, cabalmente, lo diagnostica en De Kirkegord a Santo Tomás
«Hegel llevó esta filosofía, separada o profana a su cúspide, como él lo dijo, y es verdad. Hizo un “Sistema” completo y cerrado, admirablemente arquitecturado, que viene a ser como el Sistema de Aristóteles invertido: Aristóteles se fundó sobre el ser y por ende, el principio de contradicción; Hegel se funda sobre el DEVENIR, o sea el movimiento; de modo que ambos son del todo incompatibles. K. detuvo a Hegel para siempre, retirándole simplemente la base; por eso pude titular yo paradojalmente “De K. a, Tomás de Aquino”. Hegel no tuvo ni tiene discípulos, anoser se quiera nombrar tal a Heidegger— creo que no se puede. De él surgió en lo teórico la elaboración del ateísmo— Feuerbach — y en lo práctico el comunismo de Marx; y dentro del cristianismo la herejía del Modernismo, que sigue hasta ahora: sigue y crece
17.- Contra las aguas corruptas.— Solo cabe un camino: traditio. Recibir, constantemente, el legado, recibirlo, mantenerlo intacto, protegerlo con la vida, transmitirlo, entregarlo. Contemplar este proceso sub specie aeternitatis, bajo la perspectiva de lo eterno. Con Escritura y Tradición, y tradiciones — la hispánica, para nosotros— recuperar y restaurar la identidad católica sustentada en el Depósito. Desvincularse del existencialismo francoalemán y sus remolinos. Pararse, detenerse, por gracia, en el Maelstrom, e invocar un principio de estabilidad, que es la Cruz de Cristo. Cerrar la rendija al humo de Satanás, y realizar la traditio.
David González Alonso Gracián

Nota del Administrador: No tiene desperdicio el llamar "Declaración de las pretensiones del hombre".

lunes, 16 de marzo de 2020


UNA CUESTIÓN DE HONOR Dardo Juan Calderóndelacroix_1024-7683
Hay que reconocer que en este mundo plebeyo el que alguien tenga una cuestión de honor ya es mucho. Ni que hablar dentro del catolicismo que luego del Concilio inauguró su etapa democratista a la que un argentino guarango le dio un tono final casi “orillero”. Pero también, hay que saber que el concepto de honor ha sufrido derivas que lo hacen a veces irreconocible.

LA IGLESIA EN EL MAELSTROM IV

 La cruz en el Maelstrom

9.- Temeridad pastoral.— El lobo muda el pelo, pero no el celo, dice un refrán castellano. Quien, para actualizarse, pretenda ser pastor de lobos, debería saberlo.
Lo dice también Eclesiastés 3, 27, y el Quijote I, 20: quien busca el peligro perece en él; porque, como recuerda otra paremia, muda el lobo los dientes, mas no las mientes
Los depredadores, mientras lo sean, no se pueden pastorear, por muy buena intención y simpatía que se tenga; pueden poner en peligro al rebaño y al propio pastor.
Es lo que pasa con el numen moderno, que tiene instinto de caza, de subversión, de insaciable subjetivismo, siempre reclamante y contrarreclamante, como diría Turgot; que no se puede pastorear mientras sea axiológicamente moderno.
Porque el genio de las revoluciones no puede transmutarse en principio de estabilidad. Tratar al lobo como oveja es temeridad.
Con mucha razón, en El progresismo cristiano, avisa el P. Meinvielle: 
«Si la civilización moderna envuelve la autonomía absoluta del hombre frente a Dios, es harto claro que la Iglesia no puede reconciliarse con ella. Y no se crea que esto podría ser verdad del pasado que ha perdido todo vigor. Al contrario.» 
 
10.- La quimera progresista.—  Lo advierte Castellani en Domingueras prédicas:
«Hay un ERROR muy difundido hoy día, que está también en este filósofo Troeltsch, de que todo paso de la Humanidad es un progreso; es decir que toda cosa nueva es mejor que las antiguas por ser nueva, o sea que la Humanidad progresa siempre necesariamente y unilateralmente, en línea recta. Es un error.» 
El progresismo católico cree en el error del progreso. Por eso no soporta su antítesis, que es la filosofía y la teología de Santo Tomás; en cuanto tiene, sobre todo, de estabilidad, de compendio heredado, de philosohia perennis, de Veterum sapientia.Temeridad mayúscula es saltarse la razón católica. Porque habitamos la era del tiempo subjetivo de Bergson, la era de los titanes, del ultrahombre cósmico chardiniano, la Era del Maelstrom.
 
11.- La locura del mutantismo.— Esta obsesión por el cambio no es sólo por el movimiento mismo, sino contra la quietud. Es un querer la búsqueda pero no el hallazgo, la duda pero no la verdad, el tiempo pero no el espacio, los procesos pero no los resultados. Constructivismo líquido: todo paso en falso del discente pretende ser progreso. La libertad constructivista es libertad de mutación.
La civilización nominalista, sometida al torrente del devenir, no avanza en sentido cristiano, sino anticristiano. La atomización social, contra la cual advierte Caturelli en Liberalismo y apostasía, comienza con la pulverización del conocimiento. Por eso lo absurdo de una pastoral movilista, que quiera introducir en la Revelación el ethos torrencial de la revolución. Porque, como observa el P. Meinvielle:
«el progresismo cristiano se equivoca sobre todo en preconizar la alianza del cristianismo con la civilización moderna. Esta actitud le lleva por tanto, a aliarse ayer con el liberalismo y hoy con el comunismo. Debajo de todo esto hay un error fundamental, que consiste en asignar un movimiento necesariamente progresivo al curso de la historia y por lo mismo a la historia moderna que se desenvuelve desde el Renacimiento hasta ahora.»
 
12.- La cruz clavada en el Maelstrom.— Es posible una revitalización, una nueva salud, una pax romana en la mente católica. Es posible una restauración del clasicismo cristiano, del espíritu áureo del cristianismo.
Vendrá de la cruz de Cristo, de la Transustanciación, de la metafísica; del derecho natural, de la purificación del entendimiento, de la ascética y la mística, de las virtudes y no de los valores; tampoco de la búsqueda del bienestar, ni de la epojé idealista y fenomenológica, ni por supuesto de la evitación de la realidad; no de la apología de lo subjetivo (que está caído, ¡recordemos!, y por eso no hay subjetividad adámica sin subjetivismo).
Vendrá de un principio de reposo y de estabilidad, y no del gran remolino en que se mueve el Leviatán.
Vendrá de la tradición, no del progreso. Vendrá del ser, no del devenir. Vendrá del realismo hispánico, no del existencialismo franco-alemán. Vendrá de la primacía del conocimiento, no del voluntarismo. Vendrá del acervo, no de la ruptura ni de la novedad. Vendrá de la realeza social de Cristo, no del abandono de un orden social cristiano.
Vendrá de las ovejas y no de los lobos. Vendrá de la quietud y no del vértigo existencial. Vendrá de la doctrina de la Iglesia y no de 1789.
 
David Glez. Alonso Gracián

jueves, 12 de marzo de 2020

LA IGLESIA EN EL MAELSTROM III

 Apego insensato

7.- Afición ciega razón, asegura el refranero.— Cincuenta años de apegos teológicos creados nublan la vista del católico. Malas aficiones doctrinales no pasan en vano; ni sin daño, si duran decenios. Don Gonzalo Correas, en su Vocabulario de refranes y frases proverbiales, de 1627, cita un refrán sinónimo: corazón apasionado no quiere ser aconsejado. El entusiasmo que, en tantos católicos, suscita el existencialismo francoalemán, no quiere atender razones.
—Y no nos referimos al existencialismo evidente, al de Sartre, que ese es fácil rechazarlo; sino al discreto, que se dice sólo existencial, como no queriendo serlo. Nos referimos a ese afecto insensato, que consejo no quiere, por la escuela de franceses y alemanes, por el espiritualismo liberal de tercer grado, el de la suave laicidad y la nueva cristiandad laica, el del sujeto partido en dos, individuo y persona, el del método de inmanencia y el positivismo religioso como un derecho humano. Se precisa, como la de Bloy, una exégesis de lugares comunes. Se necesita que caiga el paradigma humanista, como un castillo de naipes o una renovación de humo. Se necesita una vacuna, una triaca, una mano que no dude y quite la venda de los ojos, para que vean lo de siempre.
 
8.- Dabit fructum in tempore suodará fruto en su momento.— Reza el mote 44 del segundo libro de los Emblemas morales de Don Juan de Horozco y Covarruvias, de 1604. Lo representa con un árbol vigoroso, que de seco, junto al agua, pasa a luminoso; de muerto a lozano y de infértil a frondoso. Dio fruto a su tiempo por la gracia, pero no a ciegas, sino sabiendo que «ni el que planta ni el que riegan valen algo, sino Dios, que da el crecimiento» (1 Cor 3, 7).
Iluminar las tinieblas, plantarse, de nuevo, junto al agua recibida de generación en generación. La luz dará fruto. Desbrozando, desembarrando caminos, buscando la perla luminosa bajo tierra, con manos de hierro si es preciso.
—Comienza Subida San Juan de la Cruz dando avisos y doctrina «para que sepan desembarazarse de todo lo temporal» y no tropezar ni enredarse con lo espiritual, para «quedar en suma desnudez y libertad de espiritu». Diríase que en esto consiste estar plantado a la vera de Cristo, como el árbol viviente de la pictura de Horozco.
Lo temporal, para nosotros, es el embrollo del Subjetivismo.  Lo temporal, para nosotros, es el enredo existencial. Porque no quiere la Bestia, que habita este Mundo Caído, que recuperemos lo esencial, la claridad heredada, el acervo cristalino. Pero si hay que salir del agua torrencial, y ser transplantados al arroyo vivo, es el momento ahora. El desapego necesario dará fruto a su hora, para que brille el legado. 
 

miércoles, 11 de marzo de 2020


LA IGLESIA EN EL MAELSTROM II

 Sol faciado


4.- Non confundar.— «Dios quiere que todo el mundo se salve y llegue al conocimiento de la verdad» (1 Tim 2, 4), o sea, que no nos quiere confundidos. No se desaliente, nunca, la confianza en la Iglesia. Porque hasta los errores más pequeños podrán ser esclarecidos, pues «cuando viniere aquél, el Espíritu de verdad, os guiará hacia la verdad completa» (Jn 16, 13).
5.- Infima perlustro, ilumino las cosas más humildes, reza el emblema de don Juan Baños de Velasco, en su Séneca Ilustrado, 1670. En la pictura que ilustra la glosa, un sol faciado ilumina un valle, dando detalle a todo. No merma la grandeza de Dios que su doctrina sirva para iluminarlo todo, hasta lo más pequeño e insignificante, que a todo saque lustre y dé sentido, para que se cumpla la Escritura: «El que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho» (Lc 16, 10). Sol faciado, que es Cristo, Cabeza del Cuerpo que es la Iglesia.
6.- Quid enim dare maius habebat, qué tenía más que darle, traduce Sebastián de Covarrubias para coronar el segundo de sus Emblemas morales, de 1610. En el primero, que titula con su misma luz se encubre, circunscribe el anagrama de Cristo dentro de un sol destellante. El epigrama es elocuente:
«Después que Dios al hombre le hubo dado
el ser a imagen suya y semejanza
y héchole Señor de lo criado
sino cayera de esta buena andanza
vistió su carne, desterró el pecado,
murió por él, pagando la fianza
que hizo al  Padre eterno, y en comida
se le da por señal de eterna vida.»
Además de la verdad, Dios tenía más que darnos, que es Aquel que es la verdad misma y la vida, en prenda de esclarecimiento.
Pues teniendo por señal de vida eterna a Cristo Nuestro Señor Sacramentado, ¿quién temerá la confusión final?  En la figura del emblema de Covarrubias, un cáliz cubierto por bella patena,  coronado por la sagrada Forma, es centro del sol.
La Iglesia, «Casa del Dios vivo, columna y fundamento de la verdad» (1 Tim 3, 15), es Cuerpo del fulgor faciado, que es Cristo. La confianza en ella no puede faltar, porque tiene al Sol por Cabeza.
David Glez.Alonso Gracián

martes, 10 de marzo de 2020


 PRESENTACIÓN DEL ADMINISTRADOR:
Descubrimos este autor por referencia de Flavio Infante, es realmente una delicia de pluma y sus ideas un acierto enorme. Este es el primero de una larga tirada de "La Iglesia en el Maelstrom" que iremos publicando (el Maelstrom es un enorme remolino en el mar de Noruega que se forma por el choque de dos corrientes marinas, su traducción es "corriente trituradora", y que ha pasado a la literatura de la pluma de Verne y de Poe como un vórtice que lleva al infierno o centro de la tierra).   
   Tenemos una sola prevención con el ideario del autor , su amor por lo hispano - que compartimos- lo lleva a no distinguir convenientemente el "Traditum" Cristiano, y la "Tradición Hispana" , que fuera sin duda - esta última- el vehículo civilizador sobre el que se trasladó aquel Traditum durante tres siglos y con algunas esporádicas apariciones posteriores de las que somos nosotros - hispanoamericanos - testimonio válido  (sin duda permanece en su noble idioma mientras la revolución no logre destruirlo del todo). Pero debemos afirmar - para nuestro pesar- que la hispanidad es un recuerdo de algo que ha muerto irremediablemente, y que el catolicismo hispanista, como lo fuera el galicanista, paga hoy su pecado de atar la suerte del Mensaje a una nación, siendo España en nuestros días la menos "reaccionaria" y la más estéril de las hijas de la Iglesia. 
  La lucidez del autor hace que esta verdad que subrayo aparezca en sus escritos aún "malgré lui", y que vayamos descubriendo de a poco que en nuestros días el católico es un paria, un apátrida, un relegado social, y que esta es la prueba del siglo que transitamos.  


 La Iglesia en el Maelstrom, I: contracorriente

Alonso Gracián

Alonso Gracián
Alonso Gracián Casado y padre de tres hijas. Diplomado en Magisterio y Licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación. Le apasiona la pintura y la polifonía, y todo lo que es bello y eleva.
Tiene la curiosa costumbre de releer a Tolkien y a Bloy cada cierto tiempo. Sabe que sin Cristo todo es triste, feo y aburrido hasta la muerte, y que nosotros sin Él no podemos hacer nada (Jn 15, 5), salvo meter la pata. Por eso cree no perder el tiempo escribiendo diariamente algunas líneas en la red, con esta sola perspectiva: contemplar a Cristo como centro del universo y de la historia.

Alonso Gracián

1.- Ferendo vincam, sufriendo venceré.— El lema de Don Juan de Borja, tan clarividente, tiene sustancia. La pictura es elocuente: una roca que enfrenta la corriente y la resiste, sufriendo la potencia de sus olas. Tal es la situación de muchos católicos hoy día.
La solidez le viene a la roca de su densidad; para el cristiano, de la gracia, de la doctrina de siempre, de la ascética y la mística tradicionales.
La roca resiste la pujanza del Maelstrom, pero no por sí sola. La imaginamos con raíces, cual árbol pétreo, calando hasta lo profundo, cual causa segunda consciente de su papel, que es depender por completo de su Causa Primera. 
Ferendo vincam. Nos toca enfrentar la corriente, para no estar a su merced.

2.- Del acto principal.— De los dos actos que componen la virtud de la fortaleza, atacar y resistir, el principal y más difícil es resistir. Porque, contra lo que comúnmente se cree, «es más penoso y heroico resistir a un enemigo que por el hecho mismo de atacar se considera más fuerte y poderoso que nosotros» (Royo Marín, Teología de la perfección cristiana, §325).
Resistir o soportar la muerte antes que abandonar el bien, de hecho, es el acto principal de la fortaleza (Cf. Santo Tomás, II, II, 124).
Nos interesa el aguante de la roca, que quiere prevalecer, permanecer en sí misma contra las fuerzas disolventes. Nos interesa la virtud del escollo que enfrenta al mundo, para que el mundo moderno tropiece contra su propio mal, que es su subjetivismo, su vértigo de muerte. Nos interesa, pues, no un principio de bienestar, sino de contradicción. No lo obtendremos de las fuerzas solas, sino del orden sobrenatural.

3.- ¿Adónde va el buey que no are?.— Dice un refrán castellano muy antiguo, como en La Celestina, IV, 154. No cabe eludirlo, que la empresa de plantar cara no tiene término; como el noble animal de labranza, en otros tiempos, que no eludía su labor, no quiera el católico zafarse del órdago, sino antes bien acometerlo; pues la respuesta refranada es clara:  a la carnicería o al matadero.
Sepa el católico que no tiene otra: toca arar de sol a sol la tierra del catolicismo; sembrar, de nuevo, el acervo de verdades, para que mañana alimente a las nuevas generaciones. Pues, ¿adónde iremos, de no hacerlo? A la carnicería de los demonios, al matadero de sus potestades.
La responsabilidad es clara, no hay forma de eludirla: llegado el tiempo de católica labranza, no ha lugar para modernidadesNullum otium servis, no hay descanso para los siervos. No puede esperar el Cristo Total; hay que servir al Depósito. Nuestra manera de servir será a hechura de la roca, que contra la corriente del Maelstrom se afirma con la ayuda de la gracia, y se dispone a sufrir resistiendo.

 Alonso Gracián